Friday, October 31, 2008

The Human Effect

“Solemos abordar las crisis y los grandes sucesos históricos dándole mayor importancia a los factores cuantitativos que a los cualitativos. Si se trata de eventos financieros relevantes parece innecesario el análisis cualitativo y ese es el primer error grave del inversionista…” Warren Buffett

Lo increíble de nuestros sistemas económicos es que un grupo de personas, cada vez más reducido y poderoso, tiene la capacidad de controlar los destinos de millones. Se trata de un sistema oligárquico, imperfecto, inoperante y condenado al fracaso. La naturaleza del mercado se ha desvirtuado por completo, las utilidades han desplazado a las personas, el valor tiene sustento en la especulación y no en el trabajo. Los individuos y sus familias se han convertido en la “demanda”, con todas sus infinitas variables. ¿Quién pagará el precio de deshumanizar el mercado?

Desde mediados de los noventas, cuando el boom de las empresas “.com” y de tecnología apenas florecía, los inversionistas empezaron a crear una burbuja en torno a la dinámica de este nuevo sector. Nadie podía prever el impacto económico real que todas esas innovaciones podrían traer al mundo, y sobre todo, nadie podía imaginar con certeza el grado de rentabilidad que muchas de esas empresas alcanzarían más tarde. Motivados por el deseo de encontrar una nueva “Fiebre del Oro” en pleno siglo XX, inversionistas de todo el mundo destinaron miles de millones a la compra de títulos de esas empresas. Parecía un comportamiento natural de los mercados: una nueva oferta con gran potencial llamada “tecnología”, con una demanda masiva llamada “capital”. Era el nacimiento de una nueva era, la era del internet.

En aquel entonces los nuevos emprendedores tecnológicos eran considerados dioses, la internet tenía un potencial infinito y con ello los negocios “.com” constituían la oportunidad soñada para todo inversionista. Las acciones de empresas como Microsoft, Unisys, IBM, HP y muchas otras que cotizaban en el recién creado índice NASDAQ, habían alcanzado precios estratosféricos. Incluso compañías sin experiencia, sin historia en el mercado, podían valer 3 ó 4 veces más que compañías consolidadas y con años de rentabilidad probada.

Warren Buffett fue el único de los grandes inversionistas que jamás decidió apostar en esta burbuja por varios factores: primero porque consideraba que su dinámica era irracional e irreal. Segundo –aunque menos importante- porque no conocía ni entendía como estas nuevas empresas iban a ser capaces de crear toda la riqueza que sus inversionistas esperaban que crearan. Tercero, porque históricamente las inversiones en innovaciones, como el auto o los aviones, habían probado no ser tan rentables como las inversiones tradicionales a las que Buffett se había avocado toda su vida.

“El tipo se ha vuelto completamente loco…” “Pobre Buffett, es el fin de su era…” “Buffett no entiende de tecnología y no entiende que ha perdido la oportunidad del siglo”, estas y muchas otras expresiones, según la más reciente biografías escrita sobre Buffett “The Snowball”, eran frecuentes en los pasillos de casas de bolsa, bancos o incluso en los auditorios donde Buffett se presentaba para hablar sobre los mercados. De 1999 a 2001 las acciones de Berkshire Hathaway habían perdido más del 30% de su valor y parecía que nadie podría salvarlo. La nueva dinámica de especulación, motivada por una nueva generación de inversionistas, estaba apabullando al “viejo” Buffett y sus apuestas de valor.

Lo que sucedió 3 años después, en 2002, para todos fue una sorpresa con excepción de Buffett. El índice Nasdaq se desplomó y así, súbitamente, desaparecieron miles de compañías y los valores de sus acciones se desplomaron. La especulación y la dinámica que promovía, habían fracasado a un costo inimaginable. Warren una vez más había dado una lección a los mercados, una de las más grandes quizá: la especulación, sin sustento e irracional, condena al fracaso a todo aquel que apueste por y con ella. Poco después las acciones de Berkshire Hathaway repuntaron a sus máximos históricos (USD$170,000 por acción); pero sobre todo el prestigio, el respeto y la admiración por Buffett habían escalado hasta lo más alto.

¿Cómo pueden sustentarse los mercados ante la especulación? Si las empresas pierden valor por la percepción de ciertos inversionistas, o por el pánico generado por un suceso ajeno a la dinámica de los sectores donde participan, o si simplemente aparece una nueva “fiebre de oro” y sus actividades les parecen menos atractivas a los dueños del capital, entonces las alternativas parecen estrecharse y la dinámica del mercado se dirige a su autodestrucción. Si dejamos de reconocer el factor humano, ese que al mismo tiempo genera valor con su trabajo y que con su avaricia puede restarle importancia a todo menos a las ganancias, entonces dejaremos de entender la naturaleza de nuestra propia actividad económica.

El hombre es el centro, principio y fin de la economía. Los mercados existen porque los individuos con tales ó cuales características están dispuestos a demandar ciertos productos ó servicios que un grupo de empresas ofrece. Las decisiones de esos individuos generan valor, y ese valor se traduce en dinero. Y el dinero tiene sentido por su valor real, es decir por aquello que nos permite obtener a cambio. Esa es la verdadera naturaleza de lo que hacemos, el trabajo es el activo real y el dinero es la valuación de ese trabajo. Ni más ni menos.
Pero la complejidad humana es también la complejidad socio-económica que nos rige. En el mundo real, los hombres persiguen objetivos distintos y aquellos que logran acumular más poder e influencia, pueden transformar las realidades a su favor, aún cuando perjudiquen a las mayorías.

En algún momento, en alguna coyuntura económica, algún grupo de inversionistas decidió que el trabajo y el valor del trabajo no eran suficientes para capitalizar los mercados, que las inversiones tendrían que hacerse en función de ciertos riesgos y variables cada vez más complicadas, que los mercados debían regirse por la especulación. En ese punto los hombres no fueron más hombres, sino máquinas de consumo, las empresas no fueron entes sociales, sino entes deshumanizados. El trabajo dejó de ser el pilar fundamental de la actividad económica. El futuro y la percepción que de él tuvieran unos cuantos, se convirtió en lo importante. Y esa dinámica nos ha traído hasta donde nos encontramos hoy. Con un modelo económico inoperante, e irracional como el de las empresas “.com” en el 2000. Con derivados e instrumentos financieros que permiten a las empresas ganar más dinero especulando que vendiendo sus productos o servicios. Un mercado que desmotiva la producción tradicional, la generación de riqueza natural, y que motiva a los empresarios e inversionistas a convertirse en parte de esa dinámica destructiva.

El mundo paga hoy las consecuencias de ignorar su propia naturaleza. Las minorías que controlaron el mercado, la avaricia que permeó el ambiente y la búsqueda desmedida de utilidades han pasado una factura histórica. Hoy más que nunca la teoría de Buffett prueba su razón y acierto: el trabajo no podrá deshumanizarse, el valor no puede determinarse en función de lo que ese trabajo representará sino de lo que realmente representa, y la rentabilidad es y siempre será el valor que los individuos perciben como recibido.
Apostar por las empresas y por la actividad económica bajo las reglas que el mercado -y no su naturaleza- dicten, es apostar también a la especulación y a la percepción de unos cuantos. Crear instrumentos que proyecten rentabilidad bajo ciertas premisas futuras, jugar a la “fiebre del oro” cada vez que hay algo nuevo y prometedor, son la sentencia humana que habrá de condenarnos al fracaso permanente.

El valor del éxito de Buffett no radica en el valor de su fortuna, sino en la constante prueba de que quién sigue la naturaleza del mercado, asume el efecto humano inherente a él, y promueve la creación de valor sustentada en el trabajo, vencerá hoy, mañana y siempre. En lo hondo, racional y coherente de esta apuesta, debemos reconocer nuestra equivocación, y también, nuestra alternativa para un mejor futuro.

“El mercado es humano, el mercado somos tu y yo…¿y que acaso no somos imperfectos? Nadie puede predecir el futuro, y nadie debería seguir al que lo haga…”
Warren Buffett

Tuesday, October 21, 2008

Check on my debt

¿Cómo puedo saber si soy sujeto de crédito para los bancos e instituciones financieras en México? ¿Qué factores influyen en la calificación crediticia de un individuo común? La deuda es el concepto clave.

Entre los bancos y las instituciones financieras en México hay un concepto clave para determinar si un individuo es ó no sujeto de crédito, se trata del Porcentaje Total de Servicio de Deuda ó TDSR por sus siglas en inglés.

¿Qué es el TDSR? el TDSR es un indicador de calificación crediticia utilizado a nivel mundial, que permite a las áreas de riesgo de las instituciones financieras, conocer la cantidad aproximada, que por cada peso de ingreso bruto mensual, los individuos destinan al pago de deudas contratadas (tarjetas de crédito, crédito automotriz, crédito hipotecario, tarjetas departamentales, renta y otros gastos fijos). Esta cantidad se expresa en porcentaje sobre el total de los ingresos brutos mensuales.

¿Cómo se obtiene el TDSR? el TDSR se obtiene de la siguiente forma:

  1. Primero, debemos sumar todos los abonos mensuales fijos que efectuamos para el pago de deudas contratadas. Ejemplo:

Concepto Deuda Contratada*

Abono Mensual

Hipoteca

$12,000,00.

Arrendamiento X

$3,500

Crédito Automotriz

$ 5,000.00

Total Deuda Contratada Mensual

$20,500.00

*La deuda contratada es aquella cuyo abono mensual se efectua por un monto determinado, previamente establecido entre el acreditado y el otorgante del crédito. Tal es el caso de créditos automotrices, hipotecas, arrendamientos varios, etc.

  1. Después a esta cantidad sumamos el 10% de todos los saldos insolutos de nuestras tarjetas y líneas de crédito revolventes. Ejemplo:

Concepto Deuda Revolvente**

Saldo Insoluto

Abono Mensual (10% Standard)

Tarjeta de Crédito Wal-Mart

$ 2,500.00

$ 250.00

Tarjeta de Crédito Banorte

$11,000.00

$1,000.00

Tarjeta de Crédito Palacio de Hierro

$ 3,700.00

$ 370.00

Total Deuda Revolvente Mensual

$17,200.00

$1,620.00

**Las líneas de crédito revolventes son aquellas que nos otorgan las instituciones financieras, comercios y/o tiendas de autoservicio, en las cuales nos ha sido preestablecido cierto límite de crédito que podemos utilizar ó no cuantas veces lo queramos, siempre y cuando paguemos oportunamente los montos utilizados. Todas las tarjetas de crédito aplican en este caso, salvo American Express Servicios.

  1. Una vez realizados los dos incisos anteriores, debemos sumar ambas totales (Contratada y Revolvente) y dividir ese resultado entre el monto de ingreso bruto (antes de impuestos) que percibimos mensualmente. El resultado de la división se multiplica por 100 y finalmente obtenemos nuestro TDSR. Ejemplo:

Total Mensual Deuda Contratada + Total Mensual Deuda Revolvente


X 100


= TDSR

Ingreso Bruto Mensual

  1. Un individuo considerado como sujeto de crédito, en México, es aquel cuyo TDSR se encuentra en el por debajo del 40%. Sin embargo hay algunas instituciones que sólo consideran a aquellos cuyo TDSR es menor al 35%. Sin embargo este factor, a pesar de su enorme importancia, no es determinante en la obtención de un crédito. También se considera nuestro comportamiento en Buró de Crédito (ojo: todos estamos en el Buró de Crédito, ya sea para bien o para mal, pero todos estamos), nuestra forma de comprobar ingresos (asalariados, honorarios, profesionista independiente, empresario, comerciante, etc). Es importante que consultemos nuestro Reporte Especial de Buró de Crédito por lo menos una vez al año, lo pueden hacer en www.burodecredito.com.mx. Si tienen alguna duda de cómo hacerlo escriban a santiagohg@hotmail.com y con mucho gusto les puedo ayudar.

Y a pesar de que muchos de nosotros estamos familiarizados con el uso de las tarjetas de crédito, muy pocos son los que conocen esta fórmula básica y fundamental para el análisis de nuestra situación financiera personal. La importancia de conocer nuestro TDSR, incluso aunque no tengamos problemas crediticios de ninguna índole, radica en que nos permite conocer nuestro nivel de deuda y el riesgo financiero personal que supone para nosotros.

Mi principal recomendación, dada la falta de liquidez en los mercados y el encarecimiento del crédito, producto de la crisis financiera global, es utilizar lo menos posible las tarjetas de crédito, usar sólo lo que podamos pagar, no caer en excesos de los "12 meses sin intereses" y mantenernos siempre al día en los pagos correspondientes. De igual forma pagar los mínimos en las tarjetas de crédito es igual de peligroso que no pagar, pues las tasas van ajustándose con el tiempo y las deudas pueden multiplicarse ó simplemente volverse interminables.

Es importante que sepan que una de las primeras acciones que los bancos emprenderán ante esta crisis será la de elevar las tasas de interés en todos los tipos de créditos existentes y castigar aún más a los clientes morosos. No recurran al endeudamiento para financiarse y sobre todo, eviten que su TDSR supere el 40% de sus ingresos brutos mensuales, no sólo por su calificación crediticia, sino también por su salud financiera.

En palabras del propio Warren Buffett: "Check on my debt". Lo dice un hombre cuyos activos empresariales suman más de 200 mil millones de dólares y su nivel de apalancamiento no supera el 20% del valor de sus activos. Más adelante les diré como lo ha hecho.

Wednesday, October 15, 2008

"Crisis means opportunities"

¿Por qué los inversores más exitosos y experimentados se muestran optimistas sobre la crisis que hoy sacude a los mercados globales? ¿Hasta dónde debemos mostrarnos temerosos y hasta donde temerarios? Es cuestión de liquidez y de principios.

Para nada debería sorprendernos que inversionistas como Warren Buffett, Ratan Tata ó Carlos Slim estén efectuando compras en bolsa, cuando el resto del mercado se mantiene congelado por el pánico, la especulación y la incertidumbre. Históricamente las crisis han significado la desaparición de grandes fortunas y al mismo tiempo la aparición o consolidación de otras tantas: JP Morgan en 1907 y Rockefeller justo después de la Gran Depresión en 1929, son los ejemplos más claros. Sí, es tiempo de oportunidades.

La dinámica del mercado es sencilla: lo que sucede en un sector le afecta a todos los demás. Primero fueron las hipotecarias, luego los hedgefunds, las aseguradoras, calificadoras de riesgo y finalmente el impacto llegó a todos los índices a nivel mundial (NYSE, Nasdaq, S&P 500, etc) afectando colateralmente a todas las empresas e instituciones independientemente de su actividad o sector: tecnología, construcción, retail, salud, biotecnología, entre otros . Justa o injusta, esta dinámica ha regido a los mercados por más de 100 años. A pesar de la evolución de los instrumentos financieros y de los mercados, la interacción e interdependencia entre los jugadores es cada vez mayor. Tanto pecadores como justos pagan y caro.

Para la escuela de los "Value Investors", liderada por Benjamin Graham hasta su muerte y cuyo principal exponente actualmente es Buffett "lo determinante para evaluar una inversión no son los números, sino su valor intrínseco: participación de mercado, posición geográfica, valor de la marca, equipo directivo y gerencial, comportamiento histórico, voluntad de negociación y finalmente precio." Siguiendo esta línea cuando uno invierte debería analizar mucho más allá de los números y del macro entorno, dando mayor importancia a los factores internos que rigen el comportamiento de la empresa o del ente en el cual se ha planeado invertir. Aunque no lo parezca, para los value investors se trata de mantener simples los esquemas de inversión y seguir con naturalidad la dinámica del mercado. Si los precios bajan entonces compra, si suben mantén tu posición y vende.

¿Pero qué comprar cuando todos los mercados financieros están en shock? Aún a pesar de las caídas en los precios de las acciones y de la incertidumbre que prevalece en el mercado, existen oportunidades innumerables para realizar inversiones "siempre y cuando se hagan con dinero propio, y los precios de venta estén 50% abajo de su cotización normal" afirma Buffett. Para muestra de lo anterior quiero compartirles los siguientes 3 ejemplos:
  1. Carlos Slim anunció la semana pasada la compra de 458,200 acciones de Saks Fifth Avenue en NYSE. Slim incrementó su participación accionaria en la empresa de 10.7% a 11.5%. En la información enviada a la Securities Exchange Commission (SEC) se desprende que el empresario pagó en promedio 7.5 dólares por acción. De haber efectuado dicha compra hace 8 meses el empresario hubiera pagado en promedio 23.03 dólares por acción, es decir casi 200% más de lo que pagó. ¿Hay razones verdaderamente de peso para creer que Saks no recuperará el valor de sus acciones en el mediano plazo? Creo que no y más si consideramos los planes de expansión de la marca en Latinoamérica.
  2. Warren Buffett (Berkshire Hathaway) e las últimas 2 semanas desembolsó casi 13 mil millones de dólares en compras: 3 mil millones en acciones de GE, 4 mil 700 millones en acciones de Constellation Energy (la mayor proveedora de energía a nivel industrial en EUA) y 5 mil millones en acciones de Goldman Sachs el banco de negocios más reconocido a nivel mundial. Las tres empresas cuentan con un perfil similar si lo analizamos: son líderes en su mercado, tienen un alto valor de marca y el precio pagado fue 50% ó menos comparado con su cotización hace menos de un año. De nuevo, en el largo o mediano plazo no hay nada que nos diga que las posiciones de estas tres compañías no se recuperarán y que por tanto Buffett se beneficiará de ello.
  3. Ratan Tata, titular del Tata Group, acaba de anunciar la compra de todo el back office de Citigroup en India en 505 millones de dólares en efectivo y otro tanto en un plazo no develado y que no supera los 2 mil millones de dólares. Nada mal para un negocio con 12,000 empleados y con utilidades anuales de 278 millones de dólares.

Qué importante es reconocer en estos hombres la habilidad para entender lo que sucede en el mercado, identificar con simpleza las oportunidades que existen, que siempre han estado ahí y que con liquidez -generada a través del ahorro y la visión de largo plazo- pueden ser aprovechadas.

Es cierto, en nuestra "escala" personal no hablamos de operaciones de millones de dólares, sino de miles o cientos de pesos; sin embargo la dinámica es la misma: en tiempos de crisis surgen oportunidades, que bien evaluadas, pueden convertirse en verdaderos éxitos financieros. Desde comprar una casa en un precio menor, aprovechar ofertas en artículos de valor o incluso en realizar viajes ó compras minoristas a precios significativamente reducidos. Las ofertas ya están ahí y seguirán llegando para quienes a lo largo de estos años se han mantenido constantes en el ahorro, mesurados y pacientes en sus inversiones.

Si esta es la filosofía que permitió que el valor bursátil de Berkshire Hathaway aumentara un 400.863% desde 1964 a la fecha, mientras que en el mismo período el índice Standard & Poor’s 500 subió apenas un 6.840%, entonces creo con toda seguridad que vale la pena convertirnos en Value Investors como Buffett, Slim o Tata. Nuestros hábitos de ahorro del hoy harán posibles las oportunidades que en el mañana nos brinden los mercados financieros, los negocios y nuestras inversiones.


"Crisis means opportunities"

Monday, October 13, 2008

"Keep it simple please"

A pesar del éxito y la trayectoria de Warren Buffet, es increíble escucharle hablar sobre los mercados financieros, la adquisición de empresas o de cualquier otro tema propio de su actividad como inversionista. Lo hace con tal sencillez que uno creería que invertir y manejar nuestro dinero con inteligencia al estilo de Bufett es algo sencillo. ¡Sorpresa! Entender cómo y donde invertir nuestro dinero es más fácil de lo que parece. Un poco de estudio, instinto y conocimiento pueden ayudarnos.

Cuando uno escucha o lee sobre finanzas normalmente suele sentirse confundido, abrumado y completamente desorientado. "La tasa libor overnight a la baja"..."demanda de T-Bills a la alza pone presión sobre el peso mexicano"..."futuros de dólar desestabilizan a empresas mexicanas", entre otras, son parte de las muchas expresiones que forman parte del flujo informativo financiero y que difícilmente pueden hacerse entendibles para las personas que no forman parte del sector y que participan en otras actividades distintas a las financieras.

Siempre he criticado (no soy el primero ni seré el último en hacerlo) la forma en que las finanzas y la economía se han vuelto ciencias incomprendidas por las mayorías, exclusivas de quienes pertenecen a los ya de por sí cerrados circulos financieros. Parece que las finanzas son un mundo complicado al que los hombres y mujeres comúnes no pertenecen, y sobre el cual no tenemos ingerencia alguna.

Sin información clara y sencilla, y mientras nadie este dispuesto a simplificar y universalisar el conocimiento financiero, dificilmente podremos esperar que nuestra cultura financiera nos lleve al siguiente nivel como individuos y como nación.

Las finanzas, como la economía, forman parte de todas nuestras actividades personales y debieran ser un elemento fundamental para muchas de las decisiones- no necesariamente económicas- que a diario tomamos. Steven Levitt y Stephen Dubner, autores del Best Seller "Freakonomics"(http://www.freakonomics.es/), nos regalan en su obra uno de los ejemplos más claros e inobjetables de cómo la economía esta intrínsecamente ligada con la cotidianeidad. Elegir entre un producto ú otro, entre una escuela ú otra, entre una inversión de renta fija ó de renta variable, son decisiones comunes y que al mismo tiempo van cambiando lentamente el curso de nuestras vidas. ¿Pero que pasa con las finanzas?

Las finanzas son necesarias, todos hacemos uso de ellas en mayor o menor medida, con menor o mayor grado de complejidad y en todo momento de nuestras vidas. Aún a pesar de todo esto, las finanzas permanecen complicadas, inentendibles y poco accesibles por su dínamica, y por sus instrumentos. Con frecuencia escucho a mucha gente decir "sólo los financieros entienden esto", "a mi que me importan las finanzas si vivo al día", "yo no tengo inversiones en bolsa, no tengo de que preocuparme". Tan grave es ignorar las finanzas, como creer que no nos afectan.

Las finanzas, sus instrumentos de inversión y la dínamica de los mercados no es propia únicamente de los grandes capitales, aunque así parece por momentos.

Creo firmemente que invertir debe ser algo fácil y para ello es necesario que quienes sí pertenecen al sector bancario y financiero a nivel global, especialmente en México, así lo entiendan. La cultura financiera es tan necesaria como la cultura cívica, el ahorro es tan fundamental como las leyes que lo protegen, el democratizar los instrumentos de inversión es fundamental para crear un verdadero sistema cuya dinámica dependa más de sí mismo que de mercados extranjeros.

Warren Buffet siempre se ha promulgado a favor de la igualdad, de mantener los negocios lo mas simple posibles y la información lo mas accesible que se pueda .Que bueno que existen tecnicismos y que el mercado financiero ha evolucionado a la par de la tecnología y el conocimiento. Los banqueros y los financieros expertos son fundamentales, su labor tiene un alto grado de dificultad y debemos reconocerles el esfuerzo de prepararse para ello. Lo que no podemos permitir es que las finanzas y los mercado se vuelvan pequeños clubes de toby: unos cuantos manejando el destino de millones más. Los ciudadanos del mundo tenemos derecho a saber lo que esta pasando, y sobretodo tenemos derecho a entenderlo.

Y si la labor de las autoridades, de las instituciones financieras y de los ejecutivos del sector es informarnos, pluralizar el conocimiento y proporcionar herramientas que simplifiquen el uso y aprovechamiento de las ventajas que los mercados financieros ofrecen. Entonces la labor de nosotros, los hombres y mujeres comúnes que nada tenemos que ver con el sector, es aprender y reconocer que las finanzas son necesarias, urgente es su conocimiento e ínutil saber que existen si no las útilizamos.

Rompamos este paradigma de la complicación, superemos esta barrera que nos impide conjugar lo técnico con lo empírico, lo profesional con lo informal, las finanzas con la vida diaria. Si tan sólo 1 de cada 10 mexicanos entendiera claramente lo que esta sucediendo hoy día en los mercados internacionales, estoy seguro de que al menos 5 de cada 10 mexicanos ya hubieran recuperado la tranquilidad y volcado sus ojos a las muchas oportunidades que a raíz de todo esto estan surgiendo.

Los bancos, las instituciones financieras, los mercados y los gobiernos no pueden olvidar que la base que sostiene este sistema es el dinero que generan no solamente unos cuantos, sino millones y millones de hombres de todos los orígenes y condiciones, que con su trabajo han permitido generar la riqueza que ellos mueven día tras día. Sus acciones, omisiones y decisiones deben responder con eficiencia y claridad a las demandas de esos millones y millones de "clientes" a nivel mundial.

Y nosotros, que somos esos "clientes", tenemos la responsabilidad ineludible de entender lo que esta pasando, utilizar las herramientas que se nos ofrecen y que han sido creadas para nuestro aprovechamiento (fondos de inversión, mercado de valores, derivados, bonos, etc). Tenemos la obligación de ser "clientes" exigentes e informados.

Como diría Warren Buffett " Keep it simple please". Despúes de todo esa es la obligación que compartimos individuos e instuciones financieras por igual.

Friday, October 10, 2008

"Panic against wisdom"

¿Cuáles serán los verdaderos efectos de la crisis financiera mundial? ¿Cómo se verán afectadas mis finanzas personales? ¿Qué debemos esperar para México y para nosotros mismos?

Por nuestra historia como país y por experiencias personales, los mexicanos solemos actuar con absoluto escepticismo sobre nuestro dinero y permitimos que el pánico se apodere de nuestras decisiones, pensamientos, trabajo e incluso de nuestro sueño. Todo lo anterior es entendible, las numerosas crisis que aquejaron a nuestra economía -la más reciente y devastadora en 1994- y muchas otras que se gestaron sexenalmente eran parte de un sistema financiero/monetario doméstico e internacional que hoy no existe más y que con toda seguridad se mantendrá fuera del radar por muchos años más.

Hoy la política monetaria de nuestro país es dictada en forma directa por el Banco de México, y no por el presidente ó el partido oficial como se hacía anteriormente. El sistema financiero mexicano ha evolucionado y ha permitido que nuevos y más experimentados jugadores compitan en nuestro mercado; siempre que lo hagan con mesura y bajo el marco normativo establecido por la SHCP y el Banco de México. El México de hoy no es, por fortuna y mérito propio, el México del ayer.

El punto de todo esto es que entendamos que la crisis financiera que hoy vivimos no es producto de lo que sucede en México, sino de los abusos de instituciones financieras que con un apetito voraz depredaron el mercado ofreciendo créditos e instrumentos financieros insustentables, que favorecían la especulación y que no tenían ningún sustento económico real. Bancos que otorgaron hipotecas a quienes no tenían forma de comprobar ingresos, aseguradoras que cubrieron riesgos financieros que se volvieron insolventables, mercados secundarios que bursatilizaron cartera hipotecaria sobrevaluada y de autoridades fiscales (americanas y europeas principalmente) que promovieron políticas laxas tanto en los mercados primarios como secundarios. La crisis no es en absoluto propia de nuestra economía, sino del sistema financiero mundial al que todas las economías abiertas, como la nuestra, están suscritas.

Ahora bien la crisis no nos es ajena, nos afecta y tiene consecuencias claras para nuestro bolsillo. En el México de hoy, como en cualquier otra economía en desarrollo, es importante entender los verdaderos factores de riesgo y sobre ello trazar una línea de acción clara, simple y valiosa para proteger nuestro patrimonio. Warren Buffett (no podría dejar de mencionarlo) suele entender a las crisis y las turbulencias como "Tiempos de Oportunidad". Oportunidad para invertir, oportunidad para ahorrar, para comprar barato y para actuar con inteligencia.
En mi opinión, el peor enemigo en tiempos de crisis es el pánico. Nos mal aconseja, nos impide pensar con claridad y finalmente nos desestabiliza. Si los mexicanos permitimos que el pánico permee nuestro ambiente y nos aconseje entonces pondremos en riesgo la estabilidad que tanto nos ha costado alcanzar.

Ni retirar nuestros ahorros de los bancos para buscar la seguridad de la "liquidez de colchón", ni comprar dólares por futuras devaluaciones del peso son medidas aconsejables. Retirar nuestros ahorros pondría en riesgo al sistema bancario, justo en un momento en el que la liquidez es fundamental para que la banca siga operando con normalidad. Ahorrar y conservar los ahorros en los bancos o instituciones financieras es también importante para que nuestro dinero no pierda poder adquisitivo frente a la inflación de los precios. Los instrumentos financieros tradicionales a los que todos tenemos acceso, como los fondos de inversión, no ofrecen grandes rendimientos pero al menos nos permiten ganar lo suficiente como para que nuestro dinero no pierda dinero frente a la inflación (OJO: NO TODOS LOS FONDOS OFRECEN RENDIMIENTOS POR ENCIMA DE LA INFLACIÓN, HAY QUE ELEGIR AQUELLOS QUE SÍ LO HAGAN).

Por el otro lado, y este a mi parecer es el tema más delicado, comprar dólares no es ni remotamente la solución. Los niveles en los que hoy se cotiza el dólar son producto de las reacciones en los mercados: los inversionistas están retirando su capital por temor a nuevas caídas en las bolsas en todo el mundo, no hay liquidez y la incertidumbre provoca que se apueste a monedas duras (dólar y euro) a través de instrumentos de deuda gubernamental como los T-bills. Sin embargo esta alza en la cotización del dólar no está sustentada en la pérdida de valor del peso, ni en el aumento u omisión del pago de la deuda gubernamental, ni en ningún otro factor real que nos haga pensar que el dólar seguirá subiendo por mucho tiempo más. Se trata de una burbuja, el Banco de México así lo entiende y para ello ha subastado casi 2 mil millones de dólares en el mercado primario para atenuar el impacto de la falta de liquidez y reducir el factor pánico que obliga a los inversionistas a invertir y demandar sumas considerables de dólares.

Invertir en dólares, sobrevaluados por cierto, cuando se gasta en pesos y se vive con pesos es completamente inadecuado. Su valor irá en decremento en el mediano plazo -3 a 6 meses sugieren los especialistas- para llegar a un valor de entre 11 y 12 pesos por dólar. Si usted compra dólares ahora y los vende en el mediano plazo seguramente perderá dinero. Los inversionistas que apuestan por el dólar históricamente han obtenido menos rendimientos que aquellos que han apostado por el peso, y las probabilidades de que esta situación se revierta son en absoluto mínimas.

La crisis nos afectará, el consumo disminuirá, habrá escases de empleo y probablemente nuestra economía crezca raquíticamente en el 2009. No tengamos pánico, ahorremos, utilicemos lo menos posible nuestras tarjetas de crédito y evitemos a toda costa financiarnos a través del endeudamiento. El reajuste del mercado financiero seguirá causando noticia en los próximos días, pero en el mediano plazo las economías emergentes se convertirán en objeto de gran interés para las empresas americanas y europeas que dejarán de buscar utilidades en instrumentos financieros de alto riesgo y comenzarán a buscarlas abriendo nuevos mercados, ofreciendo productos y servicios en nuestras economías.

Si como dice Buffet "Las crisis son tiempos de oportunidades", estoy seguro que en el mediano plazo (finales de 2009, principios de 2010) veremos de nuevo un impulso importante en la economía global. Mesura, paciencia y ahorro son recomendables. "Wisdom will always defeat panic"


Thursday, October 9, 2008

"Our favorite holding period is forever"

La primera entrada de este blog está dedicada a la visión de largo plazo que siempre ha caracterizado a Warren Buffett.

A lo largo de su trayectoria, Buffett ha demostrado una y otra vez que la paciencia y la constancia pagan los más altos dividendos, y que por el contrario, la mentalidad de corto plazo nubla, limita y distorsiona la visión del inversionista. Comúnmente cuando tomamos alguna decisión o curso de acción, cuando emprendemos un nuevo proyecto ó invertimos nuestro dinero solemos esperar resultados inmediatos, visibles y positivos ¿Cuántas veces solemos impacientarnos y terminamos por abortar antes de tiempo?
La visión de largo plazo no trata de lo que nuestros actos y decisiones- tanto personales como profesionales- puedan traernos en el futuro inmediato, sino de lo que puedan significar en 1, 5 ó 10 años. La dinámica de los mercados, como la de la vida diaria, está sujeta a numerosos factores que impiden prever los escenarios futuros con absoluta exactitud. Para Buffet es más una cuestión de lógica que de previsión exacta: ¿Quién puede predecir lo que sucederá mañana si decido estudiar o no una maestría? ¿Quién puede decirme que ahorrar durante todos estos años fue una decisión acertada?
Nadie puede darnos una respuesta exacta de lo que sucederá mañana. Pero que pasaría si la pregunta fuera ¿si decido estudiar una maestría puedo aspirar a un mejor futuro en los próximos 5 años? ó ¿ ahorrar ahora será una buena decisión para mi futuro dentro de 10 ó 15 años?. Cuando el horizonte personal se expande bajo la visión de largo alcance, las preguntas se vuelven más entendibles y las respuestas se vuelven más claras.
Seguramente estudiar una maestría incrementará tus posibilidades de obtener un mejor trabajo y con ello llevar una mejor vida; seguramente ahorrar te permitirá llevar una mejor vida una vez retirado. Las probabilidades no son absolutas, pero sí mayores, y de eso se trata la dinámica de invertir y de ganar: de apostar a los sucesos más favorables y probables. Es oportuno aquí compartirles una historia sobre Warren Buffet en su niñez:

A los 6 años de edad, Buffet compró 6 latas de Coca-Cola de la tienda de abarrotes que poseía su abuela, por un total de 25 centavos de dólar. Buffet salió a la calle decidido a revenderlas y finalmente lo hizo por un total de 50 centavos, obteniendo una ganancia del 100% sobre su inversión. Esta pequeña, infantil e inmediata ganancia entusiasmó al pequeño Warren quien durante los siguientes 5 años vendió periodico para ganar dinero. A los 11 años Warren decidió poner un pie en el mundo de las altas finanzas. Compró para él y para su hermana Doris, tres acciones de City Preferred Services a $38 dólares cada una. Al poco tiempo la acción cayó hasta los $27 dólares y un escéptico Buffet esperó hasta que la acción se revalúo para llegar a los $40 y decidió venderlas -un error del que pronto se arrepentiría-. Las acciones de City Preferred Services llegaron a cotizarse en $200 dólares. Este suceso lo marcaría para siempre y le daría una de las mayores lecciones en el mundo de las inversiones: la paciencia es una virtud.
Fuente http://beginnersinvest.about.com/cs/warrenbuffett/a/aawarrenbio.htm Traducción SHG

La visión de largo plazo es fundamental, la paciencia y la constancia inherentes a ella, son los pilares de una filosofía personal y de negocios que en el futuro pueda traernos resultados favorables. "Buffet is my idol"