Saturday, February 21, 2009

Cientos de latinoamericanos en vilo por fraude Stanford


CARACAS, feb 18 (Reuters) - Cientos de inversionistas en varios países de América Latina entraron en pánico el miércoles mientras buscaban retirar sus ahorros de bancos y otras entidades vinculadas al Stanford International Bank, acusado por Estados Unidos de cometer un "fraude masivo".
Firmas financieras que operan bajo el nombre de Stanford en la región emitieron comunicados asegurando que funcionan de forma autónoma a la matriz, en un intento por calmar a clientes que temen haber perdido sus fondos en momentos en que la crisis financiera global ha quebrado bancos y barrido inversiones.
Pero la acusación del regulador bursátil estadounidense al magnate Allen Stanford y tres de sus firmas de haber vendido 8.000 millones de dólares en certificados fraudulentos puso en vilo a depositantes e inversionistas, que acudieron a las oficinas de Stanford con la esperanza de llevarse su dinero.
"Escuché lo que estaba pasando y viene directo para acá. Hemos tenido dinero aquí dos años y quiero que me lo devuelvan", dijo Josefina Moreno, quien explicó que junto a su hijo tienen invertido unos 10.000 dólares, mientras esperaba en una sede de Stanford en Caracas.
Con sede central en Antigua, el grupo opera en Colombia, Ecuador, México, Panamá, Perú y Venezuela en lujosas instalaciones ubicadas en zonas de clase media y alta, donde captaban a sus clientes mediante atractivos instrumentos de inversión con retornos superiores al 8 por ciento.
El caso disparó inmediatamente comparaciones con el caso del financista Bernard Madoff, acusado de una estafa con un esquema piramidal que podría haber generado pérdidas por hasta 50.000 millones de dólares, la mayor en la historia de Wall Street.

­­­­­­­­­­­­­­­______________________________________________________________________
Fuentes:
http://mx.reuters.com/article/businessNews/idMXN1845747020090218?sp=true


Opinión de Santiago Hernández García

¿Qué tan profunda es la “crisis” por la que estamos pasando? ¿Hasta dónde llegarán la irresponsabilidad corporativa y la laxidad regulatoria?

El caso de Stanford ahora es uno más en la lista de enormes fraudes financieros en Wall Street y en el mundo. Al parecer la firma norteamericana, conocida por su amplia cartera de servicios e inversiones dirigida a las clases media y alta, no sólo estaba conforme con su enorme rentabilidad en mercados secundarios, sino que apostó por la trampa y la emisión de certificados dudosos por 8 mil millones de dólares para atraer capital de inversionistas desprevenidos.

Lo preocupante de este caso es que afecta en su mayoría a los llamados “widows and orphans”, inversionistas de nivel medio que destinan los ahorros para el retiro ó para la educación de sus hijos -entre otros muchos fines- a fondos e instrumentos de inversión aparentemente “seguros” respaldados por el prestigio y nombre de una institución importante como Stanford.

¿En quién pueden confiar los inversionistas? ¿Quién protege verdaderamente a esos “widows and orphans” y los ahorros de una vida? Con este nuevo escándalo ha quedado de manifiesto la incompetencia de las autoridades para vigilar el accionar de los participantes en el mercado y para regular –con leyes y reglamentos completos- el uso, destino y captación de los recursos financieros en el mercado.

Con el escándalo de Stanford se desatará también una nueva ola de retiro de capitales y puedo anticipar –con toda seguridad, porque así ha venido sucediendo- que los niveles de liquidez en el sector financiero seguirán reduciéndose a niveles históricamente bajos. No sólo se trata de dinero, se trata de confianza y como hemos venido argumentando, la confianza es el elemento neurálgico del sistema y su correcto funcionamiento.

Este probablemente no será el último escándalo que se descubra a raíz de esta “crisis”, no obstante, ni las entidades regulatorias ni los gobiernos pueden pasar por alto el llamado a la regulación. El mercado es el medio más eficiente para la operación del sistema económico-financiero mundial; la regulación y vigilancia son los árbitros idóneos para que tanto los inversionistas como las entidades financieras interactúen con transparencia, credibilidad y confianza.

Para los “widows and orphans” no hay respuesta que valga. ¿Quién puede pagar el precio de perder los ahorros de una vida? Esta es la muestra más grande del daño producido…y de la decadencia que anuncia el fin de una era de abusos, avaricia y poder sin límites.