Monday, January 12, 2009

¿A quién admiras?

"Despúes de mi padre, Howard Buffett, la persona que más ha influenciado mi vida es sin duda alguna Benjamin Graham..."
Warren Buffett


Hace algunos años, durante una de las conferencias anuales de accionistas de Berkshire Hathaway en Omaha, Nebraska; Warren Buffett fue abordado por un estudiante universitario. Entre el tumulto de amigos, empleados y periodistas que le rodeaban, la pregunta de ese joven hizo eco en la mente del inversionista más exitoso de todos los tiempos "¿Que se siente ser uno de los hombres más ricos del mundo?" Buffett sonriente, como suele aparecer en público, respondió "Nada. La única diferencia entre tu y yo radica en la forma en que viajamos"

¿A qué se refiere Buffett? ¿Es posible que la diferencia entre ser el número uno y el número mil, dos mil o tres mil millones sea sólo la forma en que se viaja? ¿Es posible que toda esa riqueza verdaderamente no produzca sensación digna del reconocimiento del hombre más rico del mundo? En el caso de Buffett, podemos concluir que en definitiva esto es posible.

Educado y formado en el seno de una familia de clase media, conservadora y republicana; Buffett aprendió desde temprana edad el valor del trabajo y del esfuerzo. Primero colaborando para las tiendas de abarrotes propiedad de su abuelo, Edward Buffett, y posteriormente a través de negocios propios que incluían la repartición de periódico, las máquinas tragamonedas e incluso la venta de bolas de golf usadas. Conocerse, conocer el negocio, entenderlo y finalmente, ser capaz de dirigirlo con el esfuerzo indispensable, fueron los valores que marcaron su vida desde el inicio.

Desde niño afloró en Warren el interés por el dinero, el cómo ganarlo y multiplicarlo, minimizando el esfuerzo físico -que aborrecía- y maximizando la actividad mental. En aquel entonces habría de formarse en él un espíritu emprendedor implacable, una determinación inquebrantable y la convicción de convertirse en el hombre más rico del planeta.

Más tarde, en su juventud, Buffett era reconocido por su genialidad y desempeño académico, pero no por sus habilidades sociales. Desadaptado, inentendido por muchos, admirado por otros. La Universidad de Nebraska fué su primer contacto con la realidad universitaria, y la primera evidencia clara de que sus años como joven emprendedor le habían pasado la factura con su incapacidad e inmadurez para adaptarse a la realidad social que le correspondía por su edad y condición.

Nebraska abrió nuevos horizontes para él, y después de ser rechazado en Harvard por considerarlo "demasiado joven para la vida universitaria en Harvard", fue aceptado en la universidad de Columbia, en Nueva York. Poco después conocería ahí al hombre que acabaría por formarle como inversionista y ser humano: Benjamin Graham "el catedrático de Wall Street".

Graham era en 1950 reconocido como uno de los más grandes maestros de Wall Street, dirigía una pequeña pero exitosa firma de inversiones "Graham & Newmann Ltd" y por sus clases habían pasado, y seguían pasando, los más importantes hombres del sector financiero.

Buffett llegó a Graham como alumno, cuando éste último impartía el curso "Security Analysis". Warren no sólo se convirtió en el alumno estrella de la clase (a la que también asistían ejecutivos que le doblaban en edad y experiencia) sino que con el tiempo y tras algunos giros del destino, también se convertiría en su empleado estrella.

Quienes conocieron a Benjamin Graham en aquella época, le reconocían como un hombre sensato, honesto, brillante y humilde. A pesar de ser uno de los inversionistas más exitosos, jamás se obsesionó con la idea de ser millonario. De hecho, una de sus principales y escazas críticas a Buffett era precisamente esa: la obsesión de éste último por el dinero.

En la última biografía de Warren Buffett "The Snowball" escrita por Alice Schroeder y editada por Bantam, Buffett relata que alguna vez caminado por Nueva York junto a Graham, éste le comentó que no tenía obsesión alguna por ser millonario, pues el dinero no tenía la capacidad para cambiar su vida, y por el contrario, haría que perdiera el temperamento.

Indudablemente, las palabras de Graham, aunadas a sus múltiples lecciones para convertir a Buffett en lo que él llamaba "un inversionista inteligente" calaron hondo y marcaron la pauta de quien más tarde se convertiría en una leyenda. Para Graham el dinero no lo era todo, y un inversionista inteligente era aquel capaz de controlar su temperamento y su comportamiento.

Cambiar la mentalidad de Buffett, sin duda alguna, es uno de los logros más importantes que podemos atribuirle a Graham. Convertirse en su maestro y ejemplo a seguir, fueron la recompensa a su dedicación como catedrático, amigo y empleador.

La admiración de Buffett por Graham y la manera en que honró sus lecciones en gran medida cambiaron su vida para siempre. A quien admiramos y el porqué lo admiramos puede cambiar nuestras vidas también.

Y bien ¿Que tienen en común un joven mexicano de 23 años y Buffett de 78? ¿Qué pueden compartir dos personas con orígenes abismalmente opuestos? Nada, y todo. ¿Cómo puede verdaderamente admirar el primero al segundo?

Las razones por las que admiro a Buffett merecen un artículo aparte y me propongo escribirles con detalle la forma en la que un hombre, al que difícilmente conoceré en persona y con el que nunca he intercambiado palabra, ha forjado en mi un espíritu de determinación implacable y la profunda convicción de que algún día seré también uno de los más grandes inversionistas en el mundo.

¿A quién admiras? ¿Por qué le admiras? ¿Cuál es su historia?

Una elección tan simple puede cambiar el rumbo de nuestras vidas, las de quienes nos rodean e incluso la de aquellos que ni siquiera sabemos que existen. En 1950 Benjamin Graham jamás imagino que acabaría por influenciar, a través de Buffett, la vida de un joven mexicano de 23 años que hoy escribe apasionadamente estas líneas.

Por que la verdadera riqueza radica en nuestra capacidad de inspirar e influenciar, positivamente, la vida de quienes nos rodean, e incluso de quienes nos precederán. Y Buffett, visto desde esa perspectiva, es verdaderamente multimillonario.

¿A quién admiras? ¿Quién te admirará?

"Después de mi padre, C. Hernández, la persona que más ha influenciado mi vida es sin duda alguna Warren Buffett" Santiago Hernández

2 comments:

Anonymous said...

Tú lo has dicho en este artículo, tu puedes influenciar a alguien que ni siquiera conoces (o ala mejor si) e influenciar en su vida, como en una cadena Graham-Buffett-Santiago-YO.
Cada día me impresiono más y por eso seguiré leyendo este blog (despacio y sin prisa)

Javier Piñones M. said...

Santiago, mas que excelente articulo, pero sobre todo que orgullo conocerte.

Espero que cuando llegues tan lejos como estoy seguro que lo harás sigas influenciando a los que te rodean de manera tan positiva como hasta hoy lo haz hecho.

Saludos amigo.